La sexualidad es una parte esencial de la vida humana desde el mismo nacimiento. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la sexualidad como “un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su vida”. Esto incluye el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. La salud sexual, por su parte, es “un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad”. En una gran ciudad como Barcelona, cada vez más personas reconocen la importancia de cuidar este ámbito de su vida y buscan ayuda profesional cuando enfrentan dificultades.

Como sexólogo en Barcelona y psicólogo clínico con formación especializada en Sexología Clínica (Universitat de València, 2021), he podido constatar que hablar de intimidades sigue siendo, en muchos contextos, un tema complejo, lleno de mitos, silencios o ideas erróneas. En este artículo repasaremos la naturaleza de la sexualidad humana, su relevancia actual y por qué acudir a un sexólogo en Barcelona puede ser la clave para recuperar el bienestar íntimo. Además, ofrezco psicoterapia especializada para abordar dificultades específicas y proporcionar tratamiento personalizado.

Contexto y tendencias actuales

La OMS destaca que “la salud íntima es un aspecto fundamental para la salud y el bienestar generales de las personas”. En las últimas décadas, la sociedad ha avanzado hacia una mayor apertura y diversidad sexual. Sin embargo, persisten numerosos retos: desde el aumento de infecciones de transmisión sexual hasta las barreras psicológicas para hablar de sexo. Por ejemplo, en España las consultorías especializadas confirman que varios problemas sexuales son más frecuentes de lo que se piensa. Aproximadamente el 4–10% de la población española sufre alguna disfunción sexual, afectando tanto a hombres como a mujeres. El incremento en las tasas de infecciones sexuales (gonorrea, sífilis, VIH, etc.) recuerda la necesidad de educación y prevención en la salud sexual. Al mismo tiempo, la sociedad reconoce cada vez más la diversidad de orientaciones e identidades: el respeto y la inclusión de las personas LGTBIQ son hoy una prioridad en la salud íntima. Además, se reconoce el vaginismo como una disfunción frecuente que requiere tratamiento específico. Un sexólogo en Barcelona es el profesional indicado para orientar y ofrecer asesoramiento y tratamiento con sensibilidad y rigor científico.

Somos seres sexuados desde el inicio

Los seres humanos somos seres sexuados desde el comienzo de la vida, nacemos con una dotación cromosómica (XX en mujeres, XY en varones en la mayoría de los casos), que determina nuestro desarrollo físico y hormonal. La sexualidad no se reduce al acto sexual adulto: se manifiesta en cada etapa de la existencia. En la infancia, existen el deseo de contacto, el afecto físico, la curiosidad por los cuerpos (propio y ajeno) y la exploración del cariño y la ternura. La adolescencia trae consigo los cambios hormonales de la pubertad y la curiosidad por el placer íntimo. La edad adulta implica el ejercicio de la sexualidad con autonomía, la construcción de pareja, la reproducción o la negociación de roles eróticos. Incluso en la vejez, la sexualidad continúa siendo parte del ser.

Reconocer que la sexualidad evoluciona con nosotros ayuda a entender que cada etapa (niñez, adolescencia, madurez, vejez) tiene sus necesidades y desafíos únicos, donde la psicoterapia puede ser esencial. Además, cada fase puede beneficiarse de un adecuado tratamiento.

Como señala el Institut de Salut de les Illes Balears, «los seres humanos somos seres sexuados y expresamos la sexualidad de diferentes formas en cada etapa de la vida». Este desarrollo sexual es un proceso influenciado por factores biológicos (genética, hormonas), psicológicos (personalidad, autoestima), sociales (educación, cultura, creencias) y ambientales (ambiente familiar, recursos). Reconocer que la sexualidad evoluciona con nosotros ayuda a entender que cada etapa (niñez, adolescencia, madurez, vejez) tiene sus necesidades y desafíos únicos.

La sexualidad según la OMS

La Organización Mundial de la Salud entiende la salud sexual como algo más que la ausencia de enfermedad. Requiere “un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales”. En la práctica, esto significa poder disfrutar de la sexualidad de forma segura y placentera. La OMS enfatiza que las experiencias sexuales deben ser «libres de toda coacción, discriminación y violencia». Para conseguirlo, es fundamental el acceso a información de calidad, a servicios de salud sexual (como pruebas de ITS y orientación), y vivir en un entorno que promueva actitudes saludables. Además, ofrecer asesoramiento profesional mejora el acceso a recursos adecuados.

La sexualidad saludable incluye la variedad de la orientación sexual (heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad, pansexualidad, etc.) y la diversidad de la identidad de género (mujer, hombre, transgénero, no binario, etc.), respetando los derechos de cada persona. En palabras de la OMS, la sexualidad abarca “el sexo, las identidades y los roles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual”.

En un nivel práctico, una sexualidad saludable implica practicar sexo seguro (uso de métodos anticonceptivos, preservativos), consentimiento mutuo, comunicación abierta y respeto hacia la pareja. Evitar mitos erróneos (por ejemplo, la idea de que «el sexo con preservativo no es placentero») y hablar sinceramente de deseos, límites y fantasías son comportamientos que promueven el bienestar sexual. Como resume la OMS: la salud sexual exige la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, sin coerción, discriminación ni violencia. Esto es parte de la responsabilidad social y personal: es deber de cada uno cuidar su salud íntima y respetar los derechos sexuales del otro.Folleto informativo para un sexólogo en Barcelona, que describe temas como la sexualidad, el deseo sexual y la autoestima según las pautas sanitarias internacionales.

Deseo sexual: fases y desafíos

La respuesta sexual humana clásica se divide en varias fases: deseo, excitación, orgasmo y resolución. La fase de deseo se considera una emoción: implica interés, curiosidad y motivación sexual. Es el “motor” que nos impulsa a la acción erótica. En la fase de excitación, el cuerpo responde con cambios fisiológicos: aumento del flujo sanguíneo a los genitales (erección en el hombre, lubricación en la mujer), aceleración cardíaca y respiratoria, tensión muscular, entre otros. La fase del orgasmo culmina la respuesta, seguida por la fase de relajación y resolución. Cabe destacar que el deseo puede ser espontáneo (sucede por sí mismo) o reactivo (se despierta ante estímulos, fantasías o situaciones concretas).

Sin embargo, existen varios desafíos que afectan al deseo sexual. Entre ellos se encuentran:

  • Estrés y fatiga: El ritmo de vida moderno y las exigencias laborales pueden disminuir el interés sexual.
  • Problemas de pareja: Conflictos emocionales, falta de comunicación o agotamiento afectivo pueden frenar el deseo de estar con la otra persona.
  • Problemas de salud física: Enfermedades crónicas, desequilibrios hormonales (como la menopausia) y ciertos medicamentos (por ejemplo, algunos antidepresivos) pueden reducir la libido.
  • Autoestima baja o inseguridad corporal: La vergüenza por la imagen del propio cuerpo o miedos (por rendimiento sexual, dolor, etc.) inhiben el deseo.
  • Problemas psicológicos: Trastornos de ansiedad, depresión o traumas sexuales previos pueden interferir notablemente con la motivación sexual.
  • Educación y mitos culturales: Creencias negativas o tabúes (por ejemplo, pensar que desear mucho sexo es “anormal”) pueden reprimir el deseo íntimo.
  • Vaginismo: las contracciones involuntarias pueden causar dolor y ansiedad, precisando tratamiento y asesoramiento.

No es sorprendente que muchas personas consulten a un sexólogo debido a dificultades en esta fase inicial. Entre las razones más habituales de consulta en sexología se encuentran precisamente la falta de deseo íntimo, la dificultad para alcanzar o mantener la excitación, la ausencia de orgasmo o los problemas de erección. La primera fase (deseo) suele ser la que puede afectarse por factores emocionales y relacionales, mientras que las siguientes (excitación, orgasmo) pueden verse más influidas por aspectos físicos. De cualquier modo, un sexólogo en Barcelona con formación clínica puede ayudar a identificar qué factores (emocionales, físicos o sociales) están en juego y ofrecer herramientas concretas para recuperar el deseo, incluyendo asesoramiento especializado..

Identidad de género, sexo asignado y orientación sexual

Es importante distinguir tres conceptos clave: el sexo biológico asignado al nacer, la identidad de género y la orientación sexual. El sexo asignado se refiere al sexo que se designa al nacer siguiendo un criterio visual de los atributos físicos. La identidad de género es la vivencia interna y personal de ser hombre, mujer, ambos, ninguno u otro género; esta identidad puede coincidir o no con el sexo asignado al nacer. La orientación sexual, por último, es el patrón de atracción afectiva y erótica de una persona hacia otras.

En palabras sencillas: la orientación sexual es «el tipo de atracción que siente una persona hacia otras personas», mientras que «la forma en que una persona se siente y se percibe en relación con su género se conoce como identidad de género». Por ejemplo, una persona puede nacer con sexo biológico masculino, identificarse con el género femenino (ser trans), y sentirse atraída por personas de su mismo género (ser lesbiana), o de género diferente, o ambos, o ninguno. Estos aspectos de la sexualidad son independientes entre sí. La diversidad de expresiones es natural: existen orientaciones heterosexuales, homosexuales (gays y lesbianas), bisexuales, pansexuales, asexuales, entre otras; así como identidades de género cis (que coinciden con el sexo asignado) o transgénero/no binarias.

Un sexólogo ofrece un espacio seguro para explorar estas dimensiones sin prejuicios. Si una persona tiene dudas o dificultades relacionadas con su identidad de género o su orientación sexual, el sexólogo puede acompañarla en su proceso de autoconocimiento y aceptación. También brinda información y apoyo en casos como la adaptación a un cuerpo trans (tratamientos hormonales, intervenciones quirúrgicas) o el manejo de la vivencia LGTBI en el entorno social y de pareja. Respetar la identidad y expresión de cada persona es parte fundamental de la salud sexual.

Definiciones clave:

  • Sexo asignado al nacer: Características biológicas (cromosomas, genitales, hormonas) determinadas en el nacimiento (masculino, femenino o, en casos intersex, una combinación).
  • Identidad de género: Sentimiento íntimo de ser hombre, mujer, ambos, ninguno u otro; refleja quién sientes que eres en tu interior. No siempre coincide con el sexo asignado al nacer.
  • Orientación sexual: Patrón de atracción romántica o sexual hacia otros: puede ser heterosexual (atracción al otro género), homosexual (mismo género), bisexual, pansexual (atracción sin límite de género), asexual (poca o ninguna atracción sexual), entre otras.

Entender estos conceptos ayuda a liberar la sexualidad de etiquetas rígidas. Un sexólogo en Barcelona con enfoque inclusivo puede ayudar a aclarar dudas, derribar mitos y fortalecer la identidad positiva de cada persona, sea cual sea su perfil sexual o de género.

Autoestima sexual e identidad positiva

La autoestima sexual es la valoración que una persona tiene de su propia capacidad para disfrutar de las relaciones sexuales. Snell y Papini (1989) la definieron como “la estima positiva y la confianza en la capacidad para experimentar la sexualidad de un modo satisfactorio y placentero”. En otras palabras, se trata de sentirse cómodo con el propio cuerpo, placer y expresiones eróticas. Una alta autoestima sexual permite vivir la intimidad con libertad, curiosidad y sin vergüenzas innecesarias; contribuye a relaciones sexuales más satisfactorias. Como señalan los expertos, “cuanto más alta sea [la autoestima sexual], mejor serán la satisfacción y el bienestar que podrás encontrar con todas tus experiencias” en el ámbito íntimo.

Por el contrario, una autoestima sexual baja genera inseguridad: la persona puede evitar el sexo, sentir miedo al rechazo o inventariar defectos corporales. Diversos factores pueden dañar esta autoestima: experiencias sexuales negativas (dolor en el coito, anorgasmia, disfunciones), comentarios críticos del entorno, comparaciones con estereotipos irreales (pornografía), o estigmas culturales sobre el sexo. Según estudios, el 50% de los hombres mayores de 50 años en Euskadi reporta sufrir ocasionalmente disfunción eréctil, y el 17% de las mujeres españolas nunca habla de sus deseos y fantasías sexuales con su pareja. Estas estadísticas ilustran cómo la falta de comunicación y los problemas físicos pueden minar la seguridad sexual.

Para fomentar una identidad sexual positiva y superar temores, la psicoterapia es recomendable. También ayuda compartir dudas con la pareja o un profesional para obtener asesoramiento adecuado.

  • Conocerse y aceptarse: Informarse sobre el cuerpo humano y la sexualidad para derribar mitos. La autoexploración (masturbación consciente) ayuda a descubrir zonas erógenas y gustos personales.
  • Romper barreras mentales: Desafiar creencias limitantes (por ejemplo, “debo actuar de cierta forma” o “no debo sentir esto”). Compartir dudas con la pareja o un profesional puede aliviar tensiones.
  • Cuidar la comunicación: Expresar gustos y límites con la pareja fortalece la confianza. El diálogo abierto de deseos favorece la intimidad.
  • Buscar apoyo profesional: Un sexólogo puede brindar técnicas específicas (terapia cognitivo-conductual, psicoeducación) para superar inseguridades o fobias sexuales.

El objetivo es construir una imagen sólida de ti mismo como sujeto sexual con derechos. Recuerda que todos merecemos disfrutar del placer de forma segura y consensuada.

Sexualidad y responsabilidad personal

La sexualidad responsable se basa en el respeto propio y el respeto hacia los demás. Cada persona tiene la responsabilidad de cuidar su salud sexual y de asumir las consecuencias de sus decisiones íntimas. Esto implica, por ejemplo, informarse y utilizar métodos anticonceptivos o de protección frente a infecciones de transmisión sexual (ITS) si se desea tener relaciones sexuales. También significa buscar atención médica ante síntomas inusuales (dolor, flujo extraño, etc.) y realizar revisiones periódicas.

Por otro lado, la responsabilidad personal conlleva el ejercicio del consentimiento: antes de cualquier práctica sexual, todas las partes involucradas deben dar su permiso libremente. El respeto por los límites ajenos y la comunicación sobre deseos y límites personales son fundamentales. Nadie debe ser presionado a participar en actos sexuales que no desea, ni sufrir agresiones sexuales o discriminación por motivos de sexo u orientación.

En la práctica, ser responsable sexualmente implica:

  • Uso de protección: Usar preservativos u otros anticonceptivos para prevenir ITS y embarazos no deseados.
  • Autoconocimiento: Informarse sobre el funcionamiento del cuerpo y las emociones. Saber qué prácticas son seguras y cuáles conllevan riesgos.
  • Respeto e igualdad: Entender que todas las personas tienen derecho a una sexualidad libre y saludable. Tratar a la pareja con consideración y escuchar sus necesidades.
  • Comunicación honesta: No asumir que la otra persona está de acuerdo con algo. Hablar de prácticas, historial de salud sexual y expectativas.

La salud sexual es un componente de la salud general. Cultivar la responsabilidad personal ayuda a evitar conflictos (por ejemplo, embarazos imprevistos o enfermedades) y fortalece la confianza en la pareja. En definitiva, se trata de vivir la sexualidad con plena conciencia y ética.

El valor de acudir a un sexólogo profesional

La sexología es una especialidad clínica centrada en lograr una salud sexual plena. Según especialistas, su objetivo es «conseguir una salud íntima adecuada y que las personas puedan tener una vida sexual satisfactoria y plena, mejorar nuestra calidad de vida y la autoestima». Un sexólogo (o sexóloga) es un profesional que puede ser psicólogo, médico o terapeuta con formación específica en sexualidad humana. Este profesional combina conocimientos médicos, psicológicos y educativos para atender los problemas sexuales de sus pacientes.

La intervención puede incluir psicoterapia y abordaje del vaginismo. Un sexólogo (o sexóloga) combina conocimientos médicos, psicológicos y educativos para atender problemas íntimos. Por ejemplo, ofrece ejercicios de comunicación en pareja, rutinas sensoriales, técnicas cognitivo-conductuales y otros recursos de tratamiento. También se brinda psicoterapia específica para el vaginismo, cuando es necesario.

Un gráfico con cuatro estadísticas sobre salud sexual, discriminación de género, financiación global y nacimientos adolescentes, mostrados en texto en español sobre un fondo beige.

Entre los motivos más frecuentes de consulta con un sexólogo están la falta de deseo sexual, la dificultad para lograr excitación, la ausencia de orgasmo, la eyaculación precoz o retardada, el dolor durante el coito y la insatisfacción en las relaciones sexuales. Además de estos casos clásicos, un sexólogo aborda con frecuencia la orientación sexual y la identidad de género: por ejemplo, puede acompañar a alguien que explora su orientación LGTBIQ o a una persona transgénero en su proceso de transición. También ayuda en situaciones de pareja, como celos o infidelidad, desde una perspectiva sexual y afectiva.

Un aspecto clave de la terapia sexual es que brinda estrategias y herramientas prácticas. Tal como explican expertos, la intervención sexológica puede centrarse en la comprensión del problema (sus causas y factores que lo perpetúan) y en el entrenamiento de nuevas habilidades o hábitos para superarlo. Por ejemplo, esto puede incluir ejercicios de comunicación en pareja, rutinas sensoriales para el deseo, técnicas para controlar la excitación (en caso de eyaculación precoz) o terapia cognitivo-conductual para cambiar creencias limitantes. En muchos casos, basta con ver el problema desde otra perspectiva o cambiar ciertos hábitos para que la vida sexual mejore notablemente.

Acudir a un especialista tiene además la ventaja de normalizar lo que te ocurre. Un sexólogo profesional está acostumbrado a tratar de todo tipo de situaciones íntimas, así que la gente no se sentirá “rara” o juzgada por sus experiencias. Por el contrario, encontrará un ambiente de confidencialidad, respeto y aceptación. Como señala un experto, “sería muy raro que [el terapeuta] se sorprendiera con algo que aún no haya tratado”. Esto alivia la ansiedad inicial que muchos sienten al plantear un tema tan personal.

En ciudades grandes como Barcelona existen sexólogos altamente cualificados que ofrecen atención especializada. Un ejemplo es Enrique Matarín, psicólogo clínico especializado en sexología y psicología sexual. Su consulta en Barcelona aborda tanto las disfunciones sexuales (como la falta de deseo o el dolor durante el sexo) como aspectos de orientación e identidad sexual, con un enfoque LGTBIQ inclusivo. Contar con un sexólogo en Barcelona dedicado puede brindar estrategias personalizadas y acompañamiento profesional para mejorar la salud sexual. En definitiva, la ayuda de un experto permite transformar la vida íntima de manera positiva.

Conclusión

La sexualidad es una parte natural y valiosa de la vida, y cuidarla es esencial para nuestro bienestar general. Los desafíos íntimos pueden afectar tanto a la salud emocional como a la calidad de nuestras relaciones, pero la buena noticia es que hay soluciones especializadas. Un sexólogo en Barcelona ofrece un espacio profesional donde recibir asesoramiento experto y un tratamiento a medida. Si tú o tu pareja experimentan insatisfacción sexual, conflictos de orientación, problemas de salud íntima o baja autoestima sexual, no tienes que afrontarlo solo. Buscar ayuda demuestra autocuidado y valentía.

Enrique Matarín, con su consulta de psicología clínica en Barcelona, brinda apoyo cercano y profesional en sexología clínica. Su enfoque personalizado e inclusivo permite abordar desde las disfunciones sexuales más comunes hasta las cuestiones de género y orientación. Si deseas mejorar tu salud sexual y tu felicidad íntima, considera dar el paso de consultar a un especialista. Tu satisfacción y bienestar sexual merecen la misma atención que tu salud física y mental. ¡No esperes más para disfrutar plenamente de tu sexualidad con confianza!

Enrique Matarín

Sexólogo en Barcelona

Núm. colegiado 19023